Una narrativa dominante en torno a la red de Internet actual es la proliferación global de contenido y de aplicaciones generados por los usuarios. Gracias al auge de las redes sociales, las plataformas de publicación en línea y otras herramientas (una tendencia que se ha descrito como "Web 2.0"), tanto las personas como las organizaciones pueden compartir fácilmente contenido y experiencias web con un público muy amplio.
Sin embargo, este enfoque accesible y democrático no abarca todos los aspectos de Internet. Cuando se trata de alojar aplicaciones web, suele ocurrir lo contrario. Actualmente, una persona o una organización que quiere lanzar una aplicación tiene pocas opciones realistas sobre dónde almacenarla y ejecutarla.
Pero estas limitaciones están cambiando. Gracias a tecnologías como la cadena de bloques, observamos un avance lento pero constante hacia una red de Internet más descentralizada. Y esto tiene interesantes implicaciones para la seguridad, la privacidad y la fiabilidad.
Cuando una persona o una organización quiere lanzar una aplicación web, históricamente ha tenido relativamente pocos lugares donde alojarla.
Si la aplicación tiene pocos usuarios y utiliza un ancho de banda limitado, puede ubicarse en un servidor o un centro de datos privado y local. Sin embargo, cuando aumentan las necesidades de ancho de banda, o si la organización quiere proporcionar la experiencia rápida y segura que ahora esperan muchos usuarios, todas las organizaciones, salvo las más grandes y con más recursos, se encuentran con que su única opción económica es alguna forma de alojamiento en la nube.
Esta solución no constituye en ningún caso una mala opción. El alojamiento en la nube ofrece muchas ventajas de rendimiento, seguridad y flexibilidad en comparación con el alojamiento local. Pero la centralización de los datos en unos pocos proveedores de nube seleccionados también conlleva desafíos, entre ellos:
Interrupción del servicio: el alojamiento de los datos de la aplicación web en servidores de terceros puede introducir un único punto de fallo, a menos que hayas implementado las redundancias adecuadas en tu infraestructura. Esto puede ser un problema cuando los proveedores de nube sufran interrupciones o tengan problemas de conectividad a Internet.
Riesgos de rendimiento para las audiencias globales: los proveedores de nube operan un número relativamente limitado de centros de datos masivos, y los usuarios de la nube a menudo deben elegir en qué región geográfica se alojará su aplicación. Si los usuarios de una aplicación están lejos de sus servidores, pueden experimentar latencia debido al largo recorrido del tráfico.
Dependencia de proveedor: migrar de un servicio en la nube a otro puede ser extremadamente difícil. Si la calidad del servicio del proveedor de nube decae, o si este establece políticas de precios injustas, las organizaciones pueden tener dificultades para encontrar una alternativa mejor.
De nuevo, estos desafíos no son razones para abandonar la nube. Pero pueden explicar una tendencia reciente y muy interesante: la concepción, y lenta aparición, de un modelo de red de Internet descentralizada, basado en tecnologías como la cadena de bloques. Este modelo suele denominarse "Web3".
Se espera que la Web3 se ajuste más a la visión original de uno de los arquitectos de Internet, Sir Tim Berners-Lee, que imaginó una red distribuida sin autoridades centrales ni un único punto de fallo. Originalmente denominada "Web semántica", la Web3 será una red de Internet inteligente que comprenderá todo lo que un usuario transmita, tanto en contenido como en contexto, y procesará la información con una inteligencia similar a la humana. Esto se conseguirá mediante la interconexión y la descentralización de los datos en redes que funcionarán mediante protocolos descentralizados.
La visión de Berners-Lee debería hacerse realidad en parte gracias a nuevas tecnologías como la cadena de bloques. Estas tecnologías descentralizarán la infraestructura y las aplicaciones de Internet, y modificarán los flujos de datos y la centralización de la información.
Se supone que la cadena de bloques, en concreto, es una de las tecnologías más decisivas necesarias para la infraestructura de la Web3. La cadena de bloques surgió en 2009 con la creación del bitcoin. Este fue creado por Satoshi Nakamoto, una persona o grupo anónimo que pretendía responder a la crisis financiera de 2008 descentralizando el sector financiero mundial. Como lo define Forbes, "la cadena de bloques es la innovadora tecnología de bases de datos que constituye el ADN de casi todas las criptomonedas. Mediante la distribución de copias idénticas de una base de datos por toda una red, la cadena de bloques hace muy difícil piratear o engañar al sistema. En la actualidad la criptomoneda es el uso más popular de las cadenas de bloques, pero esta tecnología ofrece el potencial de servir una gama muy amplia de aplicaciones".
Aunque el bitcoin fue el origen de la tecnología de la cadena de bloques, no es más que una de las muchas cadenas de bloques que pueden trastornar casi todos los sectores y verticales, ofreciendo la gama de aplicaciones de gran impacto descritas por Forbes. La cadena de bloques más importante después del bitcoin, y la que más posibilidades tiene de impulsar el avance de la Web3, es Ethereum.
En 2013, Vitalik Buterin publicó el documento técnico de Ethereum y, a mediados de 2015, su red entró en funcionamiento. Según Consensys, "Ethereum es una plataforma informática descentralizada, de código abierto y distribuida que permite la creación de contratos inteligentes y aplicaciones descentralizadas". Aunque el bitcoin y Ethereum se basan en la cadena de bloques, presentan varias diferencias clave. El bitcoin es una criptomoneda y un depósito de valor pensado exclusivamente para las transacciones. Ethereum, al igual que el bitcoin, se puede utilizar para realizar transacciones. Sin embargo, lo más importante es que permite la creación de aplicaciones descentralizadas, o DApps, aplicaciones informáticas que se ejecutan en un sistema informático descentralizado.
En la actualidad, se considera que la cadena de bloques Ethereum es la plataforma abierta y sin confianza idónea para servir de infraestructura de una red de Internet descentralizada. Con tecnologías como Ethereum que impulsan la aparición de la Web3, el mundo podría ver una nueva red de Internet inteligente desarrollada sobre las tendencias de la Web 2.0, pero basada en la tecnología de la cadena de bloques y de InterPlanetary File System (IPFS). Esto dará lugar a una experiencia en línea infinitamente más potente y adaptada al usuario, y revolucionará la interconexión de Internet, las aplicaciones y el mundo físico. De este modo, se producirán enormes mejoras en términos de privacidad y seguridad gracias a la descentralización de los datos y a técnicas criptográficas y computacionales que preservan la privacidad.
Aunque la Web3 promete cambiar radicalmente Internet y su capacidad de proporcionar valor a los usuarios de todo el mundo, para su adopción masiva aún deben superarse algunos obstáculos importantes. En la actualidad, las redes descentralizadas presentan varios problemas que impiden el auge de la Web3, entre ellos, la velocidad y la escala.
A pesar de ofrecer mayor seguridad, la web descentralizada es actualmente mucho más lenta que la centralizada debido a la necesidad de nodos de autenticación. Mientras que una aplicación centralizada puede procesar una cantidad enorme de solicitudes al mismo tiempo, una aplicación descentralizada es muy inferior en términos de magnitud.
La escalabilidad también es un problema constante. Puesto que la red Ethereum está formada por más de 8000 nodos que contribuyen a su seguridad, cada transacción debe ser procesada por el conjunto de estos nodos. Esto puede provocar la congestión de la red y es un factor que limita considerablemente la capacidad de Ethereum de manejar las aplicaciones empresariales del mañana. Se está trabajando para ayudar a escalar Ethereum. Sin embargo, si esta cadena de bloques (o una cadena de bloques similar, como Cardano o Polkadot) se convirtiera en el eje troncal de la red descentralizada, sería necesario desarrollar soluciones para el escalado, la velocidad y la privacidad.
Una vez resueltos los desafíos que actualmente se interponen en el camino de la Web3, esta proporcionará soluciones de gran impacto para algunos de los problemas más persistentes de Internet. Por ejemplo, mientras que las aplicaciones centralizadas de hoy en día pueden sufrir tiempos de inactividad por diversos motivos, las DApps y los servidores Web3 ofrecen más resistencia con un riesgo mucho menor de tiempo de inactividad, ya que se ejecutarán en la red descentralizada de decenas de miles de ordenadores de Ethereum. Con una adopción más amplia y los efectos cada vez mayores en la red, la fiabilidad de Internet Web3 seguirá mejorando.
Del mismo modo, la Web3 dejarás atrás, tanto en términos de volumen como de eficacia, los ataques DDoS que observamos hoy en día, y con ello mejorará aún más la fiabilidad. Puesto que la seguridad de la cadena de bloques Ethereum se basa en las redes punto a punto, en lugar de en servidores centralizados, los ciberdelincuentes no podrán interrumpir los servicios de Internet tan fácilmente como ahora. Ya no habrá puntos únicos de fallo, lo que permitirá que la red funcione con normalidad incluso si los participantes son atacados o eliminados.
Aunque los problemas de latencia, escala y fiabilidad aún presentan desafíos en la transición a la Web3, las organizaciones centradas en mejorar Internet ayudarán a resolver estos problemas y a impulsar una mayor adopción de las DApps y de la red descentralizada. A medida que aumente la adopción, el efecto de la red seguirá multiplicando las ventajas de la Web3, lo que impulsará a su vez una mayor adopción.
Actualmente, es difícil interactuar con la red Ethereum, y requiere ejecutar software complejo, incluida la descarga y la verificación criptográfica de cantidades masivas de datos. Esto crea obstáculos técnicos y puede excluir a quienes tienen dispositivos de baja potencia. A medida que avance la adopción de la Web3, Cloudflare seguirá ayudando a reducir los obstáculos a la accesibilidad de los usuarios que quieran participar.
Por ello, Cloudflare ha desarrollado Cloudflare Ethereum Gateway, otra herramienta del conjunto de herramientas de puerta de enlace web distribuida de Cloudflare, que los usuarios pueden utilizar para interactuar con la red Ethereum sin instalar software adicional. Esto permite a cualquier persona y a cualquier dispositivo con conexión a Internet interactuar con la red Ethereum de forma segura y fiable. Con la puerta de enlace web distribuida, los usuarios pueden alojar contenido en el IPFS, interactuar con contratos inteligentes de Ethereum y desarrollarlos, crear sitios web totalmente descentralizados y mucho más. En línea con la misión de Cloudflare, estos avances en la tecnología de Internet proporcionarán mayor velocidad, seguridad y fiabilidad, todo ello basado en la red perimetral de Cloudflare.
Este artículo forma parte de un conjunto de publicaciones sobre las últimas tendencias y temas que afectan a los responsables de la toma de decisiones sobre tecnología en la actualidad.
Después de leer este artículo podrás entender:
Formas en que la red de Internet moderna sigue estando relativamente centralizada
Cómo sería una red de Internet descentralizada
La función de la cadena de bloquesn en una red de Internet descentralizada
Cómo interactuar con la red Ethereum
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