Para preparar una conferencia reciente sobre inteligencia artificial (IA) digital, tecnología y negocios, empecé a pensar en las tendencias tecnológicas más destacadas que están experimentando las organizaciones en la actualidad. Cuanto más examinaba cada una de ellas, más claro veía que todas estaban estrechamente relacionadas.
Los avances en IA, las exigentes demandas de infraestructura, los desafíos cada vez más complejos en materia de ciberseguridad y los cambios radicales en la forma en que nos conectamos y colaboramos confluyen para definir la próxima frontera de Internet. Ninguna de estas tendencias es independiente. Cada una influye en las otras, creando un ecosistema complejo e interdependiente.
Esta realidad exigen nuevas formas de concebir el papel de las tecnologías emergentes en las empresas. Y requiere un nuevo enfoque de la ciberseguridad. En lugar de implementar una nueva herramienta para cada nueva oportunidad y amenaza, los líderes deben tener una visión global. Necesitan una estrategia integral y una plataforma única y unificada que les permita aprovechar al máximo las nuevas tendencias, a la vez que minimizan los riesgos y controlan la complejidad.
¿Recuerdas cuando la IA era solo una moda pasajera? Esos días quedaron atrás hace mucho. Según una encuesta reciente de McKinsey, el 88 % de las organizaciones utiliza habitualmente la IA para al menos una función empresarial.
La IA es como la electricidad a principios del siglo XX. Así como la adopción generalizada de la energía eléctrica transformó economías enteras, la integración de la IA está transformando los flujos de trabajo, impulsando la productividad y liberando nuevas formas de creatividad.
Hoy en día, se está convirtiendo en una infraestructura invisible que posibilita una multitud de actividades cotidianas. Por ejemplo, los agentes de IA optimizan el desarrollo de software, las herramientas de IA generativa mejoran la creación de contenido y los modelos avanzados ayudan a los proveedores de atención médica a detectar enfermedades de forma temprana. Estos avances se están produciendo en tiempo real y están transformando fundamentalmente los sectores.
Pero las grandes oportunidades también traen consigo grandes desafíos. Las preocupaciones sobre la seguridad de los datos y la propiedad intelectual han dejado de ser hipotéticas. Los ciberdelincuentes están atacando a los agentes y sistemas de IA, e incluso están utilizando la IA para mejorar la eficacia de sus ataques. Mientras tanto, los usuarios están exponiendo sin darse cuenta datos confidenciales de los clientes y propiedad intelectual a través del uso de herramientas de IA.
A medida que las organizaciones incorporan sistemas de IA en más aspectos de sus empresas, los líderes deben encontrar el equilibrio adecuado entre innovación, seguridad, gobernanza y responsabilidad. A primera vista, encontrar ese equilibrio podría parecer que implica añadir nuevas soluciones puntuales, pero eso solo aumentará la complejidad de la gestión. Los líderes tecnológicos tendrán que trabajar en equipo para encontrar el equilibrio.
Aunque la IA acapara los titulares, hay otros cambios igualmente importantes que están remodelando los cimientos de nuestro mundo digital. El proceso perimetral, por ejemplo, está cambiando radicalmente la forma en que concebimos la infraestructura.
Imagina Internet como una extensa ciudad. En el pasado, la mayoría de las tareas informáticas se realizaban en unos pocos centros de datos gigantescos. Hoy en día, es como si hubiera innumerables oficinas satélite repartidas por los suburbios, lo que acerca la capacidad de procesamiento a los barrios que la necesitan.
Este enfoque localizado reduce drásticamente la latencia, lo que permite realizar análisis en tiempo real, da soporte a vehículos autónomos que toman decisiones en fracciones de segundo y ofrece juegos en línea sin el temido "retraso". Los beneficios van más allá de la velocidad y la eficiencia. Cuando la IA se integra en este modelo distribuido, se sientan las bases para clases de aplicaciones totalmente nuevas.
Sin embargo, estos logros traen consigo nuevos desafíos. El aumento repentino en las cargas de trabajo de la IA ha provocado una demanda sin precedentes de capacidad de GPU, superando a veces la oferta. Los proveedores de infraestructura deben ahora replantearse el diseño de chips, explorar nuevas arquitecturas e invertir en soluciones de energía renovable para alinear los objetivos de rendimiento con las responsabilidades medioambientales. Puede que el centro de datos del futuro no sea un único monolito regional, sino una red global de microinstalaciones orquestadas de forma inteligente para equilibrar el coste, la sostenibilidad y la seguridad.
Este cambio subraya por qué la neutralidad, la flexibilidad y un enfoque distribuido de los procesos y el almacenamiento se han vuelto primordiales. Al dirigir las cargas de trabajo a regiones con abundantes recursos y energía limpia, sin sacrificar la velocidad ni la protección, el proceso perimetral mejorado con capacidades de inferencia de IA puede fomentar un ecosistema digital económicamente viable y responsable con el medio ambiente. El perímetro no solo se está volviendo más preciso, sino que también se está haciendo más inteligente, más eficiente y más sensible a las necesidades de nuestro mundo digital en rápida evolución.
La ciberseguridad sigue siendo un área fundamental para las empresas y los responsables informáticos. Según un estudio reciente de Cloudflare, el 84 % de las empresas encuestadas destina más del 10 % de sus presupuestos informáticos a la seguridad. Sin embargo, los equipos de seguridad deben hacer frente a varias fuerzas nuevas y transformadoras: la democratización de la IA, el impulso hacia Zero Trust y el auge de la computación cuántica.
Por un lado, la IA permite la detección avanzada de amenazas y las defensas automatizadas. Las herramientas de IA pueden reducir los costes de las fugas de datos casi a la mitad. Por otro lado, los atacantes están utilizando la IA como arma para desarrollar vulnerabilidades más adaptables, lo que obliga a las organizaciones a abandonar las defensas estáticas en favor de modelos de seguridad ágiles y continuamente actualizados.
De hecho, la IA se está convirtiendo cada vez más en una herramienta para los ciberatacantes, ya que les permite lanzar ataques automatizados, utilizar malware adaptativo, crear mensajes de phishing más convincentes y explotar vulnerabilidades a una escala sin precedentes. En una reciente encuesta sobre preparación en materia de seguridad, el 87 % de los encuestados indicó que la IA ha contribuido a que los ataques sean más frecuentes o ha permitido a los atacantes utilizar tácticas más sofisticadas. Nunca ha sido tan importante comprender cómo aprovechar la IA para la defensa y reforzar las medidas de ciberseguridad.
La computación cuántica añade otra capa de urgencia. Su poder emergente permitirá a los atacantes descifrar fácilmente la encriptación actual. En consecuencia, las organizaciones tendrán que adoptar la criptografía cuántica segura. Prepararse para este cambio ya no es opcional. Los recientes avances de Google, Microsoft y Amazon refuerzan la idea de que los desafíos a escala cuántica están a la vuelta de la esquina. Establecer la criptorresiliencia ahora es un imperativo crítico y actual.
Muchas innovaciones nuevas, incluida la IA, dependen de una conectividad sólida y universal. En los próximos años, el acceso global a Internet se expandirá a través de nuevos enfoques como las redes basadas en satélites. Proyectos como Starlink de SpaceX prometen conectar incluso los rincones más remotos del planeta, mientras que las tecnologías 5G y 6G mejoran el rendimiento y cambian fundamentalmente la forma en que diseñamos los sistemas de comunicación.
Pero la conectividad no es solo una cuestión de velocidad. Las infraestructuras de red deben gestionar eficazmente tanto las interacciones entre personas como los intercambios masivos entre máquinas, desde drones autónomos que entregan suministros médicos hasta sensores IoT que supervisan campos agrícolas.
Garantizar que la seguridad, la fiabilidad y el rendimiento escalen con estos avances será un desafío fundamental de la próxima década. Las organizaciones tendrán que asegurarse de poder aprovechar las nuevas tecnologías de red, ofrecer experiencias fiables y, por supuesto, evitar añadir aún más complejidad a la gestión informática.
En el centro de estas transformaciones se encuentran las personas. Así como la lectura y la escritura fueron fundamentales en el siglo XX, la alfabetización en programación, la concienciación sobre ciberseguridad y el dominio de la IA se están convirtiendo rápidamente en pilares de la competencia en el siglo XXI.
La colaboración remota, antes una solución provisional durante la pandemia, ahora es un elemento permanente. Sin embargo, estamos dejando atrás herramientas estáticas como el correo electrónico y las videollamadas básicas. Las plataformas actuales integran interfaces de lenguaje natural, traducción en tiempo real y entrenamiento impulsado por IA. Por ejemplo, las herramientas de IA pueden transcribir reuniones, generar tareas y sugerir respuestas, lo que agiliza la colaboración entre diferentes idiomas y zonas horarias. Estas mejoras crean oportunidades para lograr lugares de trabajo y comunidades más inclusivos, pero también requieren un diseño cuidadoso para garantizar que la tecnología satisfaga una amplia gama de necesidades humanas.
A medida que mejora la conectividad, las poblaciones que antes no contaban con servicios adecuados obtienen un mejor acceso a la atención médica, la educación y los servicios financieros digitales. El desafío consiste en ofrecer estos recursos de forma fiable y segura, garantizando que la inclusión digital se convierta en una realidad y no en otra palabra de moda.
Ninguno de estos cambios ocurre de forma aislada. Cada tendencia influye en las demás y se ve influida por ellas. Las empresas deben tener una visión global y comprender la interacción en constante cambio de estas fuerzas. Además, deben seleccionar socios que ofrezcan un enfoque unificado para capitalizar las tecnologías emergentes, minimizando a su vez los riesgos.
El horizonte está repleto de oportunidades. Pero nos encontramos en un momento crucial. Los próximos años determinarán si avanzamos con estas tecnologías para resolver problemas y fomentar la innovación, o si nos dejamos llevar por la complejidad.
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Este artículo forma parte de un conjunto de publicaciones sobre las últimas tendencias y temas que afectan a los responsables de la toma de decisiones sobre tecnología en la actualidad.
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Carlos Torales
Vicepresidente para Latinoamérica, Cloudflare
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