El cambio de plataforma ofrece una manera eficiente de modernizar las aplicaciones y la infraestructura, mejorando el rendimiento, la escalabilidad y el control en entornos multinube e híbridos, todo ello sin reescribir la aplicación.
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El cambio de plataforma es una estrategia de migración a la nube que permite a las organizaciones trasladar sus aplicaciones, a menudo en forma parcial, de un entorno informático a otro. A diferencia de una reconstrucción completa o un cambio de alojamiento, el cambio de plataforma se centra en las mejoras selectivas, que suelen hacerse a nivel de infraestructura, sin alterar la funcionalidad básica de la aplicación. El objetivo suele ser mejorar la seguridad, consolidar la infraestructura de las aplicaciones, simplificar la adición de nuevas funciones y crear una base más eficiente para el desarrollo futuro.
Muchas organizaciones tienen la necesidad de cambiar su plataforma a medida que enfrentan desafíos cada vez mayores para mantener el rendimiento y gestionar la complejidad en entornos de nube heredados, híbridos y fragmentados. En muchos casos, esta complejidad es autogenerada por realidades prácticas:
Más allá de estos factores estructurales, los costos de infraestructura siguen aumentando a medida que las aplicaciones se escalan en varias nubes. Las estrategias tradicionales de los centros de datos y la adopción gradual de la nube han dado lugar a ecosistemas excesivos y fragmentados.
Las presiones de seguridad también pueden estar aumentando. Las empresas suelen seguir uno de dos caminos difíciles: la creación de controles de seguridad nativos dentro de cada nube pública, lo que requiere que los equipos naveguen por políticas, interfaces de usuario y API inconsistentes; o la aplicación de superposiciones de seguridad de terceros, que suelen aumentar los gastos operativos y crean brechas de visibilidad.
Las demandas de rendimiento y distribución de contenido son igualmente exigentes. Los equipos se ven obligados a gestionar múltiples herramientas y flujos de trabajo especializados para la optimización de medios, las canalizaciones de contenido y la distribución en múltiples dispositivos. Los desarrolladores dedican más tiempo a resolver problemas de latencia y limitaciones de la plataforma que a hacer innovaciones.
A medida que estos desafíos convergen, el cambio de plataforma puede convertirse en un factor de crecimiento. Ayuda a las empresas a optimizar sus entornos, a reducir la dispersión operativa y a recuperar el control en arquitecturas multinube e híbridas, y al mismo tiempo posiciona a los equipos para respaldar la innovación futura con mayor agilidad y confianza.
El cambio de plataforma es un proceso estructurado que comienza mucho antes de que se produzcan cambios en la infraestructura.
Antes de tomar cualquier decisión de cambio de plataforma, las organizaciones deben evaluar sus aplicaciones existentes. Esto implica comprender la arquitectura, las dependencias y la huella de infraestructura de cada aplicación. Sin esta visibilidad, los equipos corren el riesgo de migrar servicios incompatibles o de perder cuellos de botella de rendimiento claves que podrían trasladarse al nuevo entorno.
Estas son las áreas importantes que se deben evaluar:
Esta evaluación también es una oportunidad para priorizar qué aplicaciones son buenas candidatas para el cambio de plataforma. No todas las aplicaciones necesitan un cambio de plataforma, ya que algunas pueden ser más adecuadas para una refactorización completa o un simple cambio de plataforma (cambio de alojamiento). El objetivo es identificar dónde el cambio de plataforma ofrece más valor en términos de reducción de costos, mejoras de rendimiento y simplificación operativa.
Al evaluar minuciosamente la compatibilidad y la escalabilidad de la plataforma al principio del proceso, las organizaciones pueden evitar costos sorpresivos durante la migración de la aplicación. Esta fase de planificación garantiza que la ruta de migración se base en las limitaciones del mundo real y las prioridades empresariales, y no solo en los diagramas de arquitectura teóricos.
El cambio de plataforma no significa elegir una plataforma completamente nueva y abandonar lo que funciona. La mayoría de las empresas no empiezan desde cero. Estas adoptan un enfoque gradual: mejoran su pila existente para optimizar la escalabilidad, la resiliencia y el rendimiento, y al mismo tiempo introducen gradualmente funciones de plataforma como servicio (PaaS) para complementar su actual infraestructura como servicio (IaaS) y estrategias de software como servicio (SaaS).
PaaS actúa como un acelerador, no como un reemplazo. Al superponer las soluciones PaaS sobre los entornos existentes, las empresas pueden aprovechar los beneficios nativos de la nube, como la escalabilidad automatizada, los servicios gestionados y una implementación más rápida, sin la interrupción de una remodelación completa de la arquitectura. Este enfoque permite a los equipos modernizar los componentes críticos y mantener la estabilidad de los sistemas principales.
Al introducir PaaS en la pila existente, varios factores clave ayudan a garantizar el éxito:
La mayoría de las empresas siguen confiando en estrategias híbridas o multinube para equilibrar el rendimiento, la optimización de costos y la gestión de riesgos. El cambio gradual de la plataforma se adapta a esta realidad, ya que permite a las organizaciones mejorar la fiabilidad y la agilidad sin depender de un único proveedor o arquitectura.
Con el destino definido, los equipos de desarrollo deben preparar las aplicaciones para que se ejecuten de manera eficaz en el nuevo entorno. Esto suele requerir ajustes técnicos para garantizar la compatibilidad de la plataforma y optimizar el rendimiento.
Pasos clave para garantizar una transición eficiente:
Estas actualizaciones deben ser iterativas y probarse al principio en entornos de ensayo que se parezcan mucho a la producción, lo que permite a los equipos resolver los problemas antes de la implementación a gran escala.
La etapa final del cambio de plataforma se centra en migrar la aplicación y validar su rendimiento, estabilidad e integridad en el nuevo entorno. Aquí es donde la planificación minuciosa de la migración de aplicaciones y las estrategias de migración bien definidas demuestran su valor. Durante la migración en sí, es importante preservar la integridad de los datos, especialmente para los sistemas que implican transacciones en tiempo real o bases de datos distribuidas.
Para ello, las organizaciones suelen utilizar hashes criptográficos o checksums para verificar que los datos no se modifican durante la transferencia. El cifrado garantiza la confidencialidad e integridad de los datos en tránsito, mientras que las firmas digitales pueden utilizarse para detectar la manipulación o brindar trazabilidad.Después de la migración, la integridad se valida comparando los valores hash, ejecutando comprobaciones de consistencia o utilizando herramientas nativas de la base de datos para confirmar que todos los datos se han replicado con precisión.
El tiempo de inactividad se debe minimizar mediante técnicas como las implementaciones Blue-Green, las versiones Canary o la duplicación de tráfico, que permiten a los equipos validar el comportamiento de las aplicaciones sin una transición completa:
Una vez que la aplicación está activa, el enfoque pasa a la validación. Las pruebas funcionales garantizan que la lógica principal, los flujos de trabajo y las experiencias de los usuarios funcionen según lo previsto. Las pruebas de rendimiento comparan la aplicación modificada con su estado anterior para comprobar si hay mejoras o para detectar ralentizaciones, errores o problemas de velocidad y fiabilidad. La validación de seguridad confirma que los controles de acceso, las herramientas de supervisión y las políticas de seguridad se han vuelto a aplicar con precisión en toda la nueva pila. Además, la observabilidad es esencial: se deben implementar métricas, registros y seguimientos para brindar visibilidad del comportamiento del tiempo de ejecución e identificar los problemas a tiempo.
En última instancia, una validación exitosa confirma que la aplicación se ejecuta, pero también garantiza que funcione mejor, de manera más segura, y que esté posicionada para escalar y evolucionar con las necesidades de desarrollo futuras.
Cloudflare admite el cambio de plataforma al ampliar las pilas existentes con distribución de contenido optimizada, almacenamiento de datos localizado, dirección dinámica del tráfico y seguridad Zero Trust unificada. Detén las amenazas de la IA generativa, los componentes maliciosos y los ataques a las API, y al mismo tiempo obtén visibilidad para el cumplimiento normativo. Con la informática sin servidor y el almacenamiento en caché en el perímetro, Cloudflare ayuda a modernizar las aplicaciones de forma gradual, mejorando la escalabilidad, el rendimiento y el control en entornos multi-nube e híbridos.
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