¿Cómo replataformar las aplicaciones?

El cambio de plataforma proporciona una forma eficiente de modernizar las aplicaciones y la infraestructura, mejorando el rendimiento, la escalabilidad y el control en entornos multinube e híbridos, todo ello sin reescribir la aplicación.

Objetivos de aprendizaje

Después de leer este artículo podrás:

  • Explicar cómo lel cambio de plataforma apoya a la modernización de aplicaciones
  • Enumerar los pasos clave de una estrategia de cambio de plataforma
  • Describir cómo el cambio de plataforma permite el crecimiento, reduce los riesgos y controla los costes

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¿Qué es el cambio de plataforma?

El cambio de plataforma es una estrategia de migración a la nube que permite a las organizaciones trasladar sus aplicaciones, a menudo parcialmente, de un entorno informático a otro. A diferencia de una reconstrucción completa o un realojamiento, el cambio de plataforma se centra en realizar mejoras selectivas, a menudo a nivel de infraestructura, sin alterar la funcionalidad básica de la aplicación. El objetivo suele ser mejorar la seguridad, consolidar la infraestructura de las aplicaciones, simplificar la adición de nuevas funciones y crear una base más eficiente para el desarrollo futuro.

¿Por qué las organizaciones eligen cambiar de plataforma?

Muchas organizaciones se ven en la necesidad de cambiar su plataforma a medida que se enfrentan a desafíos cada vez mayores para mantener el rendimiento y gestionar la complejidad en entornos de nube heredados, híbridos y fragmentados. En muchos casos, esta complejidad la crean las realidades prácticas:

  • Adopción descentralizada de la nube: los equipos individuales a menudo tenían total autonomía para elegir sus soluciones en la nube, centrándose únicamente en sus propias aplicaciones. Si bien esto aceleró la implementación inicial, también dio lugar a arquitecturas incoherentes y a la duplicación de esfuerzos en toda la empresa.
  • Fusiones y adquisiciones: la expansión del negocio a través de fusiones y adquisiciones añade otra capa de complejidad. Las aplicaciones recién integradas a menudo se ejecutan en diferentes arquitecturas y proveedores de nube, lo que dificulta la consolidación y la gestión coherente.
  • Adopción parcial de la nube: muchas empresas comenzaron su recorrido hacia la nube con un realojamiento básico, como trasladar las aplicaciones a la nube sin rediseñarlas para el rendimiento, la escalabilidad o la resistencia de aplicaciones nativas de nube. Esto limita el valor de la inversión en la nube y deja deficiencias operativas.

Más allá de estos factores estructurales, los costes de infraestructura siguen aumentando a medida que las aplicaciones escalan en varias nubes. Las estrategias tradicionales de los centros de datos y la adopción gradual de la nube han dado lugar a ecosistemas inflados y fragmentados.

Las presiones de seguridad también pueden estar aumentando. Las empresas suelen seguir uno de estos dos caminos difíciles: crear controles de seguridad nativos dentro de cada nube pública, lo que requiere que los equipos naveguen por políticas, interfaces de usuario y APIs incoherentes; o la aplicación de superposiciones de seguridad de terceros, que a menudo aumentan la sobrecarga operativa y crean brechas de visibilidad.

Las demandas de rendimiento y entrega de contenidos son igualmente exigentes. Los equipos se ven obligados a gestionar varias herramientas y flujos de trabajo especializados para la optimización de medios, los canales de contenidos y la entrega en varios dispositivos. Los desarrolladores dedican más tiempo a resolver problemas de latencia y limitaciones de la plataforma que a innovar.

A medida que estos desafíos convergen, el cambio de plataforma puede convertirse en un factor de crecimiento. Ayuda a las empresas a optimizar sus entornos, a reducir la expansión operativa y a recuperar el control en arquitecturas multi-nube e híbridas, todo ello al mismo tiempo que posiciona a los equipos para respaldar la innovación futura con mayor agilidad y confianza.

Cómo funciona el cambio de plataforma

El cambio de plataforma es un proceso estructurado que comienza mucho antes de que se produzcan cambios en la infraestructura.

Evaluación de las aplicaciones actuales

Antes de tomar cualquier decisión de cambio de plataforma, las organizaciones deben evaluar sus aplicaciones existentes. Esto incluye comprender la arquitectura, las dependencias y la huella de infraestructura de cada aplicación. Sin esta visibilidad, los equipos corren el riesgo de migrar servicios incompatibles o de pasar por alto cuellos de botella clave en el rendimiento, que podrían trasladarse al nuevo entorno.

Las áreas importantes a evaluar incluyen:

  • Compatibilidad de la plataforma: ¿pueden los componentes de la aplicación actual ejecutarse de forma fiable en la plataforma de destino (p. ej., Kubernetes, sin servidor, contenedores)? ¿Existen dependencias de servicios o hardware propios que limiten la flexibilidad?
  • Limitaciones de escalabilidad: ¿existen restricciones arquitectónicas que impidan que la aplicación escale horizontalmente? ¿Se pueden distribuir las cargas de trabajo de forma eficiente entre nubes o regiones?
  • Rendimiento y latencia: ¿qué componentes son sensibles a los problemas de latencia o rendimiento? ¿Hay oportunidades de optimización para la entrega de imágenes, la representación de vídeo o el almacenamiento en caché?
  • Seguridad y conformidad: ¿qué controles de seguridad nativos de nube existen actualmente y hasta qué punto permiten la portabilidad? ¿Existen riesgos al volver a aplicar estas políticas en todos los entornos?
  • Sobrecarga operativa: ¿cuántas herramientas y procesos manuales se necesitan para mantener y supervisar la aplicación en su estado actual?

Esta evaluación también es una oportunidad para priorizar qué aplicaciones son buenas candidatas para el cambio de plataforma. No es necesario cambiar la plataforma de todas las aplicaciones, ya que algunas pueden ser más adecuadas para una refactorización completa o un simple traslado (realojamiento). El objetivo es identificar dónde el cambio de plataforma ofrece el mayor valor en términos de reducción de costes, mejoras de rendimiento y simplificación operativa.

La evaluación exhaustiva de la compatibilidad y la escalabilidad de la plataforma al principio del proceso permite a las organizaciones evitar sorpresas caras durante la migración de las aplicaciones. Esta fase de planificación garantiza que la ruta de migración se base en las restricciones del mundo real y las prioridades empresariales, y no solo en los diagramas de arquitectura teóricos.

Mejorar la pila existente en lugar de substituirla

El cambio de plataforma no se trata de elegir una plataforma completamente nueva y abandonar lo que funciona. La mayoría de las empresas no empiezan desde cero. En su lugar, adoptan un enfoque gradual: mejoran su pila existente para mejorar la escalabilidad, la resistencia y el rendimiento, al mismo tiempo que introducen gradualmente capacidades de plataforma como servicio (PaaS) para complementar su actual infraestructura como servicio (IaaS) y estrategias de software como servicio (SaaS).

La PaaS actúa como un acelerador, no como un sustituto. Al superponer las soluciones PaaS a los entornos existentes, las empresas pueden aprovechar las ventajas nativas de nube, como la escalabilidad automatizada, los servicios gestionados y una implementación más rápida, sin la interrupción de una remodelación completa de la arquitectura. Este enfoque permite a los equipos modernizar los componentes críticos al tiempo que mantienen estables los sistemas principales.

Al introducir PaaS en la pila existente, varios factores clave ayudan a garantizar el éxito:

  • Escalabilidad y elasticidad: adopta soluciones que se integren fácilmente con tu arquitectura actual y ofrezcan escalabilidad horizontal, aprovisionamiento automático y la capacidad de absorber picos de tráfico sin problemas.
  • Servicios nativos de nube: busca bases de datos gestionadas, proceso sin servidor y entrega de contenido integrada para reducir la complejidad operativa y acelerar los ciclos de desarrollo.
  • Ecosistema y soporte: garantiza la compatibilidad con tus herramientas DevOps y canalizaciones de CI/CD existentes, y elige proveedores con documentación sólida, soporte de la comunidad y compromisos de servicio de nivel empresarial.
  • Cumplimiento y soberanía de datos: selecciona servicios que cumplan con los estándares normativos en materia de privacidad de datos, alojamiento regional y cumplimiento, manteniendo la gobernanza alineada a medida que escalas.
  • Modelos de precios transparentes: prioriza las plataformas con precios predecibles y basados en el uso para mantener el control de los costes a lo largo del tiempo.

La mayoría de las empresas siguen confiando en estrategias híbridas o multinube para equilibrar el rendimiento, la optimización de costes y la gestión de riesgos. El cambio gradual de plataforma se adapta a esta realidad, ya que permite a las organizaciones mejorar la fiabilidad y la agilidad sin depender de un único proveedor o arquitectura.

Actualización de las aplicaciones para que sean compatibles

Con el destino definido, los equipos de desarrollo deben preparar las aplicaciones para que se ejecuten eficazmente en el nuevo entorno. Esto a menudo requiere ajustes técnicos para garantizar la compatibilidad de la plataforma y optimizar el rendimiento.

Los pasos clave para garantizar una transición sin problemas incluyen:

  • Actualizaciones de código y dependencias: refactoriza las configuraciones codificadas, reemplaza las bibliotecas obsoletas y elimina las restricciones monolíticas que dificultan la portabilidad.
  • Migración de bases de datos: elige las estrategias adecuadas —como la replicación, la copia de seguridad y restauración o la migración en vivo— para preservar la integridad de los datos mientras se mueve entre entornos.
  • Compatibilidad de las API: evalúa las dependencias de las API externas e internas para garantizar la alineación de las versiones y evitar cambios importantes durante o después de la migración.
  • Contenedorización: para muchas cargas de trabajo, la contenedorización de los componentes de las aplicaciones permite la portabilidad y una orquestación más fluida en todos los entornos.
  • Configuración como código: gestiona la configuración de la infraestructura y los servicios de forma declarativa, reduciendo el riesgo de desviación.

Estas actualizaciones deben ser iterativas y probarse al principio en entornos de ensayo que reflejen fielmente la producción, lo que permite a los equipos resolver los problemas antes de la implementación a gran escala.

Migración y validación

La etapa final del cambio de plataforma se centra en migrar la aplicación y validar su rendimiento, estabilidad e integridad en el nuevo entorno. Aquí es donde la planificación minuciosa de la migración de aplicaciones y las estrategias de migración bien definidas demuestran su valor. Durante la propia migración, es importante preservar la integridad de los datos, especialmente para los sistemas que implican transacciones a tiempo real o bases de datos distribuidas.

Para ello, las organizaciones suelen utilizar hashes criptográficos o sumas de comprobación para verificar que los datos no se modifican durante la transferencia. La encriptación garantiza la confidencialidad e integridad de los datos en tránsito, mientras que las firmas digitales se pueden utilizar para detectar la manipulación o proporcionar trazabilidad. Después de la migración, la integridad se valida comparando los valores hash, ejecutando comprobaciones de coherencia o utilizando herramientas nativas de bases de datos para confirmar que todos los datos se han replicado con precisión.

El tiempo de inactividad debe minimizarse mediante técnicas como las implementaciones blue-green, las versiones canary o la duplicación de tráfico, las cuales permiten a los equipos validar el comportamiento de las aplicaciones sin una transición completa:

  • En una implementación azul-verde, se utilizan dos entornos idénticos (azul y verde) para que el tráfico pueda conmutarse entre ellos con una interrupción mínima.
  • Las versiones Canary implementan gradualmente los cambios en un pequeño subconjunto de usuarios para supervisar los problemas antes de escalar.
  • La duplicación de tráfico envía una copia del tráfico de producción en directo a un entorno de ensayo, lo que permite realizar pruebas a tiempo real sin afectar a los usuarios finales.

Una vez que la aplicación está activa, la atención se centra en la validación. Las pruebas funcionales garantizan que la lógica principal, los flujos de trabajo y las experiencias de los usuarios funcionen según lo previsto. Las pruebas de rendimiento comparan la aplicación modificada con su estado anterior para comprobar si hay mejoras o detectar ralentizaciones, errores o problemas de velocidad y fiabilidad. La validación de seguridad confirma que los controles de acceso, las herramientas de supervisión y las políticas de seguridad se han vuelto a aplicar con precisión en toda la nueva pila. Además, la observabilidad es esencial: se deben implementar métricas, registros y rastreos para proporcionar visibilidad del comportamiento del entorno de ejecución e identificar los problemas en una fase temprana.

En última instancia, una validación satisfactoria confirma que la aplicación se ejecuta, pero también garantiza que funciona mejor, de forma más segura, y que está posicionada para escalar y evolucionar con las necesidades de desarrollo futuras.

Cómo Cloudflare apoya la modernización de aplicaciones

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