¿Cómo refactorizar las aplicaciones?

La refactorización reescribe el código y la arquitectura de una aplicación para aprovechar al máximo las tecnologías modernas, como la IA, el diseño basado en eventos y la informática nativa de perímetro, para satisfacer las expectativas de los usuarios y las demandas del mercado en constante evolución.

Objetivos de aprendizaje

Después de leer este artículo podrás:

  • Entender qué es la refactorización
  • Descubre cómo la IA, la informática sin servidor y el proceso perimetral permiten la refactorización de aplicaciones
  • Vea cómo la refactorización apoya la modernización de las aplicaciones

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¿Qué es la refactorización?

La refactorización implica reescribir el código y la arquitectura de la aplicación para habilitar nuevas funciones y satisfacer las expectativas cambiantes de los usuarios, al mismo tiempo que mejora la inteligibilidad, la capacidad de mantenimiento y el rendimiento. La adopción de tecnologías modernas como la IA, la informática sin servidor y las arquitecturas basadas en el perímetro permite a los equipos acelerar la innovación y crear aplicaciones más adaptables y preparadas para el futuro.

La refactorización adopta muchas formas, en función de la arquitectura y los objetivos de una aplicación. Los enfoques comunes incluyen la simplificación de la lógica compleja, la descomposición de los sistemas monolíticos en microservicios y su evolución hacia funciones que se pueden solicitar como servicio. Los equipos también optimizan las bases de datos y eliminan el código redundante para mejorar la eficiencia y la facilidad de mantenimiento. La refactorización permite una nueva funcionalidad al reconstruir la base de la aplicación, haciéndola más escalable y adaptable a las necesidades de los usuarios modernos. Los proyectos de éxito suelen lanzarse con nuevas funciones que justifican la inversión, a la vez que mejoran la capacidad de mantenimiento a largo plazo y aceleran el desarrollo futuro.

La refactorización para la nube es como transformar una cocina de un solo chef en un restaurante moderno y dinámico con estaciones especializadas. En el sistema anterior, una sola persona se encarga de todo (preparar, cocinar, servir), lo que funciona hasta que la demanda aumenta. Migrar a los microservicios es como asignar tareas a estaciones dedicadas: una para asar, otra para ensaladas y otra para postres. Los contenedores actúan como estaciones de preparación estandarizadas que garantizan la coherencia entre turnos, y las funciones sin servidor son como llamar a personal temporal solo cuando hay prisa. El resultado es una cocina que escala fácilmente, se adapta rápidamente y sigue siendo eficiente bajo presión, igual que una aplicación nativa de nube.

El rol del desarrollo de aplicaciones nativas de nube

El desarrollo de aplicaciones nativas de nube hace referencia a la creación y ejecución de aplicaciones que aprovechan al máximo los modelos de informática en la nube. Este enfoque hace hincapié en la escalabilidad, la flexibilidad y la resistencia mediante el uso de principios arquitectónicos como los microservicios, los contenedores y la informática sin servidor.

Estos principios nativos de nube tienen un impacto directo en las estrategias de refactorización. Pasar de una arquitectura monolítica a microservicios, por ejemplo, requiere desglosar los componentes estrechamente acoplados en unidades implementables de forma independiente. La informática sin servidor desempeña un papel clave en la refactorización, ya que permite que las aplicaciones adopten arquitecturas sin estado y basadas en eventos que escalan automáticamente para satisfacer la demanda.

La refactorización de las aplicaciones para alinearlas con los patrones nativos de nube suele implicar la disociación de componentes, la introducción de APIs para la comunicación entre servicios y el rediseño de las capas de persistencia de datos. Estos cambios no son puramente estructurales: permiten una mayor escalabilidad, mejoran la resistencia del sistema en condiciones de carga variable y optimizan el uso de recursos para mejorar el rendimiento en entornos distribuidos. Como resultado, la refactorización se convierte en un paso fundamental en la preparación de las aplicaciones heredadas para la infraestructura moderna basada en la nube.

Cómo refactorizar las aplicaciones: estrategias clave

La refactorización tiene que equilibrar la mejora técnica con la estabilidad operativa. Estos son los pasos clave del proceso:

Evaluar y planificar

El primer paso es identificar las áreas del código base que requieren mejoras. Esto incluye resolver la deuda técnica, abordar los cuellos de botella de rendimiento y modernizar los componentes obsoletos. Herramientas como los analizadores de código estático, las utilidades de asignación de dependencias y las plataformas de supervisión del rendimiento ayudan a detectar ineficiencias y a destacar las áreas complejas o de alto riesgo. Una evaluación clara respalda la planificación y la priorización informadas.

Refactorización incremental

La refactorización debe llevarse a cabo en pasos pequeños y manejables para minimizar las interrupciones y reducir el riesgo de regresiones. La integración con canalizaciones de integración e implementación continuas (CI/CD) garantiza que los cambios se prueben e implementen con regularidad. Para transiciones más grandes, como pasar de sistemas monolíticos a sistemas modulares, los patrones como strangler fig* pueden facilitar la migración gradual, permitiendo que la nueva funcionalidad coexista con el código heredado durante la transformación.

*El patrón de higo estrangulador reemplaza gradualmente los sistemas heredados mediante la creación de nuevas funciones junto con las antiguas, y se sustituye gradualmente hasta que la original se puede eliminar.

Adoptar arquitecturas modernas

La adopción de arquitecturas modernas es esencial para crear aplicaciones que escalen sin esfuerzo, respondan a tiempo real y satisfagan las expectativas en constante evolución de los usuarios. Hoy en día, eso significa ir más allá de los microservicios y adoptar la informática sin servidor, el diseño basado en eventos y las experiencias basadas en la IA.

Las arquitecturas sin servidor permiten a los equipos ejecutar código como funciones que escalan automáticamente en respuesta a la demanda sin la sobrecarga de la gestión de la infraestructura. En el caso de las aplicaciones orientadas al usuario, este modelo acelera los ciclos de desarrollo, admite la capacidad de respuesta a tiempo real y simplifica el escalado.

La IA es, cada vez más, una parte fundamental del diseño de aplicaciones modernas. Desde experiencias personalizadas hasta la automatización inteligente, la integración de modelos y motores de inferencia de IA directamente en la arquitectura de la aplicación desbloquea nuevas funciones diferenciadas. Los marcos modernos permiten a los desarrolladores implementar cargas de trabajo de IA en el perímetro, acercando la inferencia a los usuarios para experiencias más rápidas y privadas.

Las tecnologías de soporte, como las puertas de enlace de API, las mallas de servicios y las herramientas de observabilidad, siguen siendo fundamentales. Proporcionan una comunicación segura entre servicios, permiten la gestión dinámica del tráfico y ofrecen visibilidad en entornos distribuidos y basados en eventos.

A medida que las aplicaciones evolucionan, las arquitecturas sin servidor y nativas de IA proporcionan la agilidad necesaria para experimentar rápidamente con nuevas funciones, responder a los cambios del mercado y escalar de forma eficiente en entornos globales sin la complejidad de gestionar servidores u orquestar contenedores.

Optimizar el rendimiento y la seguridad

Las aplicaciones refactorizadas deben diseñarse teniendo en cuenta el rendimiento y la seguridad. Las estrategias de almacenamiento en caché y el proceso perimetral contribuyen a acelerar los tiempos de respuesta. Al mismo tiempo, la implementación de políticas de seguridad, como la limitación de velocidad, la validación de entradas y el acceso seguro a las APIs, ayuda a proteger contra amenazas comunes, como ataques DDoS, vulnerabilidades de inyección y abuso de las APIs.

Estas medidas son prácticas recomendadas para cualquier aplicación, pero se vuelven especialmente importantes durante la refactorización. A medida que los sistemas monolíticos se dividen en microservicios o se trasladan a entornos de nube, las aplicaciones suelen obtener nuevos puntos de contacto externos — puntos finales, APIs y servicios que ahora pueden estar expuestos públicamente. La refactorización es una oportunidad para incorporar controles de seguridad más estrictos por defecto, garantizando que los nuevos componentes sean resistentes desde el principio y que las suposiciones heredadas sobre la confianza o el acceso no se trasladen a una arquitectura más distribuida y accesible desde Internet.

Por qué la refactorización es importante para la modernización de las aplicaciones

La refactorización desempeña un papel fundamental en la modernización de las aplicaciones, ya que aborda los problemas estructurales subyacentes que dificultan la escalabilidad, el rendimiento y la capacidad de mantenimiento.

Uno de los principales beneficios es la reducción de la deuda técnica. A medida que las aplicaciones evolucionan, se puede acumular código heredado y patrones de diseño obsoletos, lo que dificulta la implementación de nuevas funciones o la respuesta a los requisitos cambiantes. La refactorización ofrece a los desarrolladores la oportunidad de mitigar este problema simplificando el código, mejorando la modularidad y eliminando las ineficiencias, lo que a su vez facilita la escalabilidad y el mantenimiento de los sistemas.

Idealmente, una mayor claridad del código también conduce a una mayor productividad de los desarrolladores. El código limpio y bien estructurado es más fácil de entender, depurar y ampliar. Esto reduce la probabilidad de introducir nuevos defectos y acelera los ciclos de desarrollo.

Además, la refactorización permite implementaciones más rápidas y fiables. Las aplicaciones modernizadas pueden aprovechar la automatización, los canales de entrega continua y la infraestructura nativa de nube.

Desafíos de la refactorización durante la modernización

Si bien la refactorización ofrece beneficios a largo plazo, también introduce complejidad a corto plazo. Decidir qué partes de un código base refactorizar, y hasta qué punto, requiere un análisis cuidadoso. Esto es especialmente cierto en el caso de grandes sistemas heredados con documentación limitada. Sin una estrategia clara, los equipos corren el riesgo de aplicar un exceso de ingeniería o de crear incoherencias entre los componentes antiguos y los nuevos.

La refactorización también puede llevar mucho tiempo y recursos. A diferencia del desarrollo de nuevas funciones, sus beneficios suelen ser indirectos o retrasados, lo que puede dificultar su justificación ante las partes interesadas que se centran en los resultados a corto plazo. Los cambios estructurales también pueden introducir nuevos errores o problemas de rendimiento si no se prueban exhaustivamente.

Puede haber mayores riesgos operativos y de seguridad durante la transición, especialmente si los sistemas que antes eran internos ahora están expuestos a redes públicas o APIs. Estos riesgos destacan la importancia de la observabilidad, las pruebas automatizadas y las implementaciones graduales.

Cómo Cloudflare respalda la refactorización y la modernización de aplicaciones

Cloudflare admite la refactorización de aplicaciones con una plataforma integral sin servidor para crear aplicaciones modernas y ejecutar la inferencia de IA en el perímetro. Los equipos pueden almacenar datos de entrenamiento de IA a nivel global, generar imágenes de IA con baja latencia, proteger la infraestructura para desarrolladores y moderar el contenido de LLM. Con la observabilidad y los controles de acceso integrados, Cloudflare acelera la modernización de las aplicaciones escalables, resistentes y preparadas para la IA.

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